Índice de Revistas Mexicanas de Divulgación Científica y Tecnológica

El trabajo de la divulgación científica y tecnológica ofrece, entre otras cosas, certeza para conocer los avances en ciencia y tecnología, que faciliten al otro apropiarse del conocimiento para su desarrollo. A diferencia de una revista científica -orientada al intercambio y actualización de información entre pares-, la de divulgación traduce lenguajes técnicos en un saber asequible para el público en general.

El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) creó el Índice de Revistas Mexicanas de Divulgación Científica y Tecnológica, con el objetivo de impulsar la divulgación de la ciencia y la tecnología en medios escritos.

El índice beneficia a las revistas de divulgación en la recepción de más artículos, en el reconocimiento por parte de sus instituciones y en la obtención de apoyos que permitan su crecimiento, consideró el subdirector de Radio y Televisión del CONACyT, Jesús Mendoza Álvarez, quien también se desempeña como secretario técnico de la convocatoria para la integración del índice de estas revistas.

“El índice, algo que no tenían hace cuatro años, les da referencias editoriales para crear proyectos exitosos, por eso con esta validación esperamos que haya un incremento gradual en el número de publicaciones que deseen sumarse al índice”.

En el marco del I Simposio Nacional del Índice de Revistas Mexicanas de Divulgación Científica y Tecnológica (Irmdcyt), organizado por el CONACyT y celebrado el pasado 6 y 7 de octubre en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), se expusieron algunos retos y experiencias a los que se enfrentan estas publicaciones.

Uso de la web 2.0 como herramienta de apoyo

El CONACyT tiene en su índice de revistas de divulgación un total de 19 publicaciones; de estas solo tres han incursionado en mayor medida en formatos acordes con la web 2.0. Al respecto, Jesús Mendoza Álvarez opina que este pendiente está relacionado con una adaptación generacional, ya que la mayoría de los editores de las revistas indizadas no son nativos digitales.

Por su parte, Luisa Fernanda González Arribas, editora de la revista Ciencia y Desarrollo -con versión digital-, recordó que el proceso para migrar a otros formatos no fue fácil; sin embargo, reconoció las ventajas, sobre todo para la revista infantil Hélix. 

“Estamos contentos de utilizar nuevas herramientas, sobre todo por los niños. En general, no creo que debamos hacer una transición total. Podemos determinar que tanto el medio impreso como el electrónico pueden coexistir. En el caso de Ciencia y Desarrollo hay un público muy diverso porque son dos impresos en uno, y utilizar otras posibilidades nos permite ir avanzando”.

El maestro Néstor Daniel Martínez Domínguez, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), aconseja que los editores de divulgación científica tienen que analizar el perfil de sus revistas, las políticas editoriales, canales de distribución y, sobre todo, qué tanto están preparados para abordar los retos digitales.

De acuerdo con un análisis hecho por Martínez Domínguez, solo las publicaciones de Ciencia UANL de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Cómo ves y Ciencia y Desarrollo del CONACyT utilizan en mayor medida los formatos digitales.

“Todas las revistas tienen un portal, pero utilizar las herramientas digitales no solo es hacer un texto y subirlo en PDF, hace falta crear una serie de elementos que representen valores agregados con contenido multimedia”.

Desde la perspectiva del doctor Enrique Soto Eguibar, director de la revista indizada Elementos de la BUAP, la utilidad digital se ve reflejada en mayor medida en la distribución: “para nosotros quedó resuelto ese problema, además de que el acceso es libre con uso de licencia Creative Commons”.

Un lenguaje literario, menos técnico

En el trabajo de divulgación hay que poder adecuar el discurso científico a uno literario narrativo, de fácil comprensión, sin ser soez. En su caso, Rocío Ledesma Saucedo, editora de la revista Conversus, del Instituto Politécnico Nacional, recordó que en 2011 hicieron una renovación de imagen y contenidos para llegar a un público más amplio, en especial a los estudiantes de 15 a 25 años.

“Antes Conversus era una revista más entre pares, ahora es de divulgación completamente. Cada bimestre manejamos un tema diferente que se define por la coyuntura del contexto social, siempre tomando en cuenta las propuestas de los estudiantes. Eso nos amplió a los lectores”.

En el caso de las revistas infantiles de divulgación científica, el tratamiento de la información y el lenguaje que se requiere también precisa de un trabajo creativo y acucioso. En ese sentido, la coordinadora editorial de la revista infantil de divulgación Deveras, Bélgica Saravia Estévez, reconoció la dificultad para adecuar los discursos.

“Una vez que recibimos las propuestas de los investigadores nos ponemos desde la posición de los niños y desde una perspectiva cotidiana tratamos de comunicar el tema, no sin antes conciliar con el científico cómo se dará el mensaje, creo que ese el principal reto que enfrentamos”.

Hélix, otra publicación infantil que es parte de la revista Ciencia y Desarrollo, enfrenta los mismos desafíos. Su editora, Luisa Fernanda González Arribas, coincide en que el manejo del lenguaje y la interpretación que se hace de los contenidos implican concentración y creatividad.

Por último, este I Simposio de Revistas indizadas puso en la mesa de discusión temas como uso de imágenes, manejo del lenguaje, arbitraje, distribución, herramientas digitales y adecuaciones a las políticas públicas para indizar más revistas para que el impacto de la divulgación científica y tecnológica pueda ser mayor en nuestro país.

Fuente: Agencia Informativa CONACyT

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